El Grupo Conservacionista halló un ejemplar fosilizado de un pequeño roedor del género Reithrodon, comúnmente conocido como “rata conejo”, por el aspecto que le dan sus grandes orejas.
El equipo del Museo Paleontológico de San Pedro logró recuperar numerosas piezas del diminuto esqueleto fósil entre las que se encuentran la rama mandibular derecha con toda su dentición y varios fragmentos importantes de los huesos largos del esqueleto. Pero lo más llamativo del hallazgo es que el ejemplar conserva su columna parcialmente articulada, con sus vértebras ensambladas en posición de vida.
"Este tipo de ejemplares tan diminutos, con huesos tan frágiles, son difíciles de encontrar. Más aún, cuando el fósil conserva parte de su columna armadita como cuando el animal caminaba por la zona”, comenta José Luis Aguilar, Director del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres”.
El fantástico ejemplar fue descubierto por Julio Simonini, integrante del equipo del Museo, en sedimentos cuya edad de formación rondaría los 100.000 años, en un sector de barrancas ubicado a unos 1.500 metros al Norte del casco urbano.
Simonini observó los delicados huesos fósiles en un área donde las lluvias generan erosión permanente y permiten visualizar materiales ocultos entre las rocas.
El llamativo conjunto de vértebras fosilizadas mide unos 13 milímetros de longitud y está compuesto por 8 vértebras perfectamente conservadas.
La rama mandibular no sobrepasa los 10 milímetros. Las diminutas piezas dentales ocupan unos 7 milímetros del largo total de la mandíbula.
En la actualidad, estos roedores son frecuentes en toda la región patagónica. Y en la región central del país, hasta los 36º de latitud Sur, pero de forma más discontinua.
Por lo general prefieren ambientes de pastizales abiertos donde construye sus madrigueras excavando en el suelo. Son herbívoros que se alimentan de pastos tiernos y ciertas raíces.