Restos fosilizados de siete ejemplares de sapos, ranas y escuerzos, acaban de ser descubiertos por el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, a 170 kilómetros de Buenos Aires.
Entre los huesos fósiles hay húmeros, pelvis, mandíbulas, fragmentos de cráneos, vértebras y fémures, entre otras piezas, del esqueleto de los géneros Odontophrynus (escuercito chico), Rhinella (sapo común), Leptodactylus (rana común) y Ceratophrys (escuerzo).
Los fósiles fueron recuperados por el Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo de San Pedro, en dos sectores donde afloran sedimentos de diferentes ambientes pantanosos que existieron en el pasado de la región. Uno, a sólo 2 kilómetros del casco urbano, donde la capa que posee los anfibios tiene una antigüedad estimada en algo más de 50.000 años (Edad Lujanense); y otro, a unos 4 kilómetros de la ciudad, donde los sedimentos investigados superan los 700.000 años de antigüedad (Edad Ensenadense).
En ambos momentos del pasado de la zona, existieron importantes humedales, con terrenos anegables, abundante vegetación y ambientes propicios para el desarrollo de estos animales. Estos ambientes pantanosos no sólo sirvieron para que se desarrolle una diversidad de anfibios, sino también, para que aquellos suelos barrosos posibilitaran la conservación de restos de los ejemplares que morían en aquellos ecosistemas.
El hallazgo de esta variedad de restos y géneros en la zona norte de Buenos Aires, representa una excelente oportunidad para conocer la diversidad de anfibios durante el Pleistoceno medio a superior en la región y permite realizar un seguimiento de la presencia ininterrumpida de estos animales hasta casi un millón de años atrás.
EL Dr. Guillermo Turazzini, investigador del Laboratorio de Morfología Evolutiva y Paleobiología de Vertebrados (UBA/CONICET) y asesor del Museo de San Pedro, explica que “hay que destacar que, si bien este grupo de anfibios es una componente importante de la fauna actual (se han descrito más especies de ranas y sapos vivientes que de mamíferos), es relativamente poco lo que se conoce sobre su pasado. Esto se debe, en gran medida, a que los frágiles y pequeños huesos de las ranas tienen un potencial de preservación bajo (es decir, es difícil que se preserven como fósiles).
En este contexto, los restos encontrados en San Pedro, además de sumar información valiosa para el grupo, indican que efectivamente se han preservado fósiles de estos anfibios en las rocas sedimentarias de la zona y por lo tanto, se abre una nueva zona a explorar que hasta hoy permanecía con su potencial oculto, en cuanto al estudio de estos animales.
Quizás en un futuro cercano, nuevos hallazgos en esta región nos permitan aprender mucho más sobre la historia y evolución de estos carismáticos animales”.