El Grupo Conservacionista de Fósiles acaba de descubrir una pieza ósea perteneciente a una de las manos de un Smilodon, el terrible felino popularmente conocido como “tigre dientes de sable”. El hueso hallado corresponde al quinto metatarsiano de la mano izquierda de un ejemplar que habitó la zona durante la edad Bonaerense, en el Pleistoceno superior.
Es la primera vez que se puede registrar la existencia de este poderoso carnívoro para la zona de San Pedro y su presencia en este partido se suma a otros registros logrados, anteriormente, en ciudades cercanas. El hueso fosilizado fue descubierto por Walter Parra, en compañía de José Luis Aguilar, Lucía Schvindt, Candela Alcorta, Santiago Ferreyra y Julio Simonini, integrantes del museo.
En las observaciones preliminares de la pieza fósil hallada, el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro interactuó con el Dr. Francisco Prevosti, investigador de CONICET y profesor de la Universidad Nacional de La Rioja; uno de los especialistas más destacados en el estudio de carnívoros fósiles.
Los descubridores del fósil junto a la recreación en vida, a escala real, de la cabeza de un “tigre dientes de sable”
El Dr. Prevosti detalla: “Estos animales llegaron a pesar unos 300 kilogramos, siendo los depredadores top de la cadena alimenticia en su época. Tenían una dentición híper especializada que, según se cree, le servía para tener una mordida de precisión mucho más rápida y efectiva que la de otros félidos. Tenían un modo de matar sus presas, mucho más veloz y eficiente y todo indica que atacaba, preferentemente, animales grandes.
La estructura de su cráneo y mandíbulas, así como la estructura de las vértebras cervicales y los músculos que movían la cabeza y todo el cuello, estaban adaptados para este depredador. Músculos muy fuertes y patas anteriores muy robustas, en relación a las posteriores, que se cree le servían para estabilizar a la presa; afirmarla más fuertemente para inmovilizarla a la hora de la fatal mordida.
Fijar bien a la presa permitía dar una mordida muy precisa en el cuello, en la tráquea, que provocaba una muerte rápida del animal atacado. Los leones, por citar un ejemplo, y otros felinos, tardan en matar presas grandes; la víctima se sofoca, se asfixia. La mordida del Smilodon cortaba vasos sanguíneos y causaba la muerte muy rápidamente.
Su dentición estaba muy especializada, para una alimentación súper carnívora con caninos hiper desarrollados. Una adaptación extrema que no se ve, ni siquiera, en otros félidos también de alimentación exclusivamente carnívora pero que no han desarrollado esos tremendos caninos superiores. Sin embargo, esos dientes que eran fatales a la hora de morder, quizás no lo eran tanto en el momento de la alimentación, debiendo tener cuidado de que no se quebraran porque no volvían a crecer”.
Desde la Dirección del museo, invitan a conocer al nuevo huésped, comentando que “La pieza hallada ya está exhibida en una de las salas del Museo Paleontológico de San Pedro junto a fósiles de otros carnívoros descubiertos en la zona, como el cráneo de un oso prehistórico gigante, el esqueleto de un cánido fósil de 500.000 años, cráneos de zorros fósiles y hasta la rodilla fosilizada de un yaguareté hallada en las afueras de la ciudad. La ambientación incluye una recreación de la cabeza a escala real de un Smilodon, realizada por el paleoartista Miguel Lugo”.