Descubren el fósil de un bagre de 200.000 años de antigüedad

Un equipo del Museo Paleontológico de San Pedro realizó un nuevo hallazgo de gran relevancia en el yacimiento de “Campo Spósito”: el fósil de un bagre de 200.000 años. La pieza, parte del cráneo del pez, fue descubierta durante tareas de muestreo en el Bajo del Tala que realizaban  José Luis Aguilar (Director del Museo Paleontológico de San Pedro), la Dra. Analía Forasiepi (IANIGLA-CONICET) y el Sr. Damián Voglino (el primero en observar el fósil en el terreno),  Este nuevo descubrimiento refuerza la teoría de que la zona fue un río prehistórico, lo que abre nuevas perspectivas para comprender la fauna y el ecosistema de la región durante el Pleistoceno medio. El pequeño hueso, de apenas 2 centímetros, proporciona valiosa información sobre las características del curso de agua y las especies que lo habitaban.

Difunden datos sobre un antiguo naufragio desconocido frente a San Pedro


Desde hace varios años, el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro viene recopilando información, objetos, testimonios y analizando detalles que permiten sospechar de la existencia de un antiguo naufragio en un sector del Paraná, frente a nuestra ciudad.

Así lo explican desde la institución: “Estamos reuniendo objetos y datos que nos permiten sospechar de la existencia de una embarcación desconocida naufragada frente a San Pedro. Un buque, muy probablemente del siglo XIX, cuyo hundimiento no está registrado en las cartas náuticas ni en los partes oficiales.


Un ancla del siglo XIX 

Desde hace años, diferentes miembros de tripulaciones de buques areneros y propietarios de empresas que operan en el río, nos vienen acercando objetos y contando historias de elementos que quedan en los chupadores de los barcos que recolectan arena.

El objeto más contundente es un gran ancla tipo Almirantazgo, que se enganchó en el brazo chupador de un buque de la empresa Horlit, de la familia Righetti, hace años. Ese objeto, justamente por ser un ancla, algo pesado, de hierro macizo, que no se desplaza por el fondo del río, es el que, según pensamos, marca el sector real del naufragio. 



Una moneda de 1846

En 2016, tripulantes del buque “Salvador”, de la familia Alsogaray, recuperaron una moneda muy antigua del fondo del río. Es una pieza de plata, de 4 reales, acuñada en 1846, durante el gobierno de la Confederación, al mando del Brigadier Juan Manuel de Rosas. La moneda fue acuñada en la Ceca de La Rioja en ese año, pesa 13,4 gramos y tiene un diámetro de 35 mm. Fue acuñada bajo ley 750/1000, la cual regulaba la pureza de la plata utilizada en la aleación que la constituía. Fue recuperada un tramo aguas abajo del punto donde se extrajo el ancla.




Clavos cuadrados de cobre 

En dos ocasiones, tripulantes de dos buques areneros dejaron en el Museo Paleontológico, dos clavos de uso náutico, hechos en cobre, de sección cuadrangular.  Elementos que se dejaron de utilizar a fines del siglo XIX. Recuperados un poco aguas abajo del punto donde fue hallada el ancla.


Maderas con clavos 

Un par de años atrás, en la zaranda de uno de los barcos de Empresa Spósito, se trabaron maderas que, a todas vistas, eran muy antiguas; con clavos cuadrados fijados en ellas. Como molestaban en el normal desarrollo de las tareas del arenero, decidieron devolverlas río. Esas maderas fueron levantadas en el mismo sector donde, años antes, otra arenera, había recuperado el ancla.



Una madera con clavo de cobre 

En el Museo Histórico Regional, bajo el número de colección D043, hay un trozo de madera antigua con un clavo cuadrado, de cobre, de sección cuadrangular que fue recuperado en la zona en cuestión por el Sr. Rubén Nautilo Báez (“EL Negro”), hace varios años atrás. El clavo incrustado en la madera es idéntico a los clavos acercados por las tripulaciones de areneros diferentes al Museo Paleontológico, hace un tiempo. 

 


Zuncho octogonal antiguo 

En medio del Paraná, unos kilómetros aguas debajo de la zona, un grupo de pescadores levantó un zuncho de hierro, hecho en forja, de forma octogonal. A simple vista muy desgastado, presentaba la forma de oxidación típica para la zona, de los objetos de hierro muy antiguos. Por no decir del siglo XIX. Estas piezas de hierro se colocaban rodeando los mástiles para unir diferentes piezas de madera. Un objeto con un aspecto general ya observado en otros naufragios de navíos a vela.

 


Cabillero secundario 

Otro elemento de hierro vinculado a viejos navíos fue extraído por el buque “Doña Filomena”, de Empresa Spósito, capitaneado por el Sr. Eduardo Spósito. Es el objeto más alejado, de todos los que conforman el conjunto analizado. Se trata de un cabillero secundario, también de hierro forjado, macizo, cuadrado, de 26 cm de largo y casi 2 cm de grosor. En uno de los extremos se observa el desgaste producido por el roce de las sogas que se ataban en él.


José Luis Aguilar, del grupo del Museo Paleontológico, es quien ha venido reuniendo las evidencias, charlando con las areneras y dándole forma a esta idea de la posible existencia de un naufragio desconocido en el sector del Paraná frente a San Pedro y cierra la historia comentando lo siguiente: “Queremos agradecer a Empresa Spósito, a Alejandro Bianchini, a Daniel Báez, Empresa Horlit, a Andrés Bernat, a la familia Alsogaray y a todos los que han ido aportando datos y elementos para esta historia. Si bien algunos de estos objetos aparecieron a cierta distancia de la zona núcleo, creemos que estamos ante la presencia  de un naufragio muy antiguo que se va desarmando con el pasar del tiempo y liberando elementos que, por la fuerte correntada del Paraná, se van depositando a cientos y hasta a kilómetros del punto donde ocurrió el hundimiento. 

Tal vez alguien pueda no coincidir con esta deducción y decir que el río ha acumulado objetos de todas las épocas, lo cual es muy cierto. También se puede decir que varios barcos pueden haber perdido anclas. Sin embargo, todos los objetos parecen de la misma época y todos aparecen aguas abajo del punto donde estaba el ancla y las maderas. Creemos que el ancla es la pieza clave que señala el sector del naufragio. Un ancla, una vez que cayó al fondo, no se mueve. Y si miramos el conjunto de objetos, salvo la moneda, son todas piezas de la estructura de un navío que no se liberan al fondo, salvo que el buque naufrague y se empiece a desintegrar con el tiempo. Creemos que es perfectamente posible la idea de que en esa zona hay un misterioso naufragio, no registrado, que espera ser encontrado. Y si eso, alguna vez ocurre, no se olviden que el Grupo Conservacionista lo dijo en 2024”.